viernes, 5 de octubre de 2012

Sargos a surfcasting

Pocos peces son capaces de convertir una jornada de pesca en la playa, en un deporte de máxima actividad. Este año he tenido la suerte de disfrutar de ellos en unas cuantas jornadas, no son las mejores capturas que depara la modalidad del lanzado, pero cuando superan olgadamente el kilo de peso la batalla que plantean es en muchos casos es muy divertida, sobre todo con los equipos modernos tan ligeros y las lineas finas que acostumbro a usar.

La primera jornada que di con ellos fue junto a Jokin, al de poco de llegar se destenso una de mis cañas y como resultado puse en seco un precioso sargo de 1.3 kilos, sin esperar demasiado tiempo la caña de Jokin marco una tímida picada y después parecía que la puntera se había quedado doblada, así que Jokin clavo y noto pescado, en un principio no parecía demasiado grande pero en la orilla se resistió bastante y resulto ser una lubina de cerca de los tres kilos, con la lubina de Jokin en la mano se nos ocurrió mirar en dirección a mis cañas y vimos una en escuadra, salimos los dos corriendo y tras una pelea increíble "los dos pensábamos en un lubinon" apareció en la orilla otro sargo de casi 2 kilos, después de esto empezó una actividad frenética, resultado de la cual terminaron en la arena 12 sargos imponentes, cuando pese en casa los 11 que saque arrojaron un peso de 13 kilos.

Después de esta jornada tan divertida, repetí varios días a por ellos, el siguiente solo, cosa poco habitual ya que la pesca para mi es un deporte para practicar con amigos, pero justo a mi lado, tenia un par de pescadores de Basauri con los que pude compartir la jornada y la pesca, ya que esa noche el pescado andaba un poco largo y al no llegar, no pescaron pez alguno, mientras que yo capture 12 sargos de los cuales alguno les regale. No fueron tan grandes como los del primer día, andaban entre los 600 gr. y el kilo doscientos, pero igualmente salí de la playa muy contento.
El siguiente día también fui solo, pero montando las cañas apareció Tito, así que pescamos juntos.
Al de poco de llegar Tito empezó a pescarlos, de alrededor de 600 gr. yo tarde algo mas en romper el hielo, pero con la gran fortuna de hacerlo con un ejemplar de 1.5 kilos, la actividad no tenia nada que ver con la de los otros días, pero poco a poco fueron saliendo, finalmente con 5 buenos sargos de entre 900 gr. y  1.5 kilos decidí marcharme para casa.
Con estas ultimas pescas y mucha ilusión, lo intente una vez mas junto a Eneko, un amigo que esta empezando en esto del surfcasting, también coincidimos allí con Tito y unos cuantos mas, "la playa estaba llena", pero la mar totalmente parada no estaba de nuestro lado así que nadie estaba sacando nada, decidí entonces meter una linea mas fina y lanzar mas en largo para probar, y al de un rato nos encontramos con la caña totalmente destensada, cuando clave note un tremendo carreron y después el pescado se quedo totalmente clavado. Todo eran conjeturas Tito me decía que estaba enrocado, que era una red, que traía su caña, que traía un palangre..............
Poco a poco, ya que no podía forzar "tenia 0.18 en el carrete" arrastraba el pescado unos metros pero después se clavaba nuevamente en el fondo, media hora mas tarde, conseguí sacar una raya de cerca de 9 kilos, tras lo cual y en vista de la poca actividad decidimos recoger, ya solo nos toca esperar a la temporada que viene para disfrutar de estos torpedos con rayas.

lunes, 9 de julio de 2012

El dia de la BESTIA !!!!!


El año pasado, con el otoño ya en pleno esplendor, salí a pescar con Miguel y mi padre por la noche en el barco,
la temperatura ya estaba empezando a enfriar el agua, pero seguía resultando cómoda la pesca nocturna. Ese día la ambición por captura alguna era secundaria, simplemente se habían juntado unos amigos para charlar, cenar y tirar unas cañas, el cebo fue improvisado, un calamar pescado en el verano de cerca del kilo, de los que se guardan celosamente para deleitarse con el en la mesa.
Nada mas entrar en el barco, me puse a montar aparejos, mientras Miguel cebaba y lanzaba hasta tener toda la artillería lista, pero ese día le dio por cebar con tiras de calamar exageradamente grandes, parece que su sexto sentido le aviso de que algo grande andaba por ahí abajo.
Después de esto comenzó la cena, los chistes, las risas y una inactividad total de picadas, que sinceramente parecía no importarnos a ninguno. Pero todo esto se vio interrumpido por un carrete que se puso a cantar de manera increíble, lo agarre y estuvimos un rato los tres mirando como se vaciaba poco a poco la bobina, el comentario del principio fue que seria un águila marina de las gigantes, pero cuando ya había sacado una barbaridad de hilo apreté el freno progresivamente hasta que el animal paro y note unas tremendas embestidas en la caña que me hicieron pensar en un pez diferente.
Todo eran conjeturas mientras aquel bicho nos volvía locos, era intratable, cambiaba de dirección constantemente y era imposible acercarlo al barco, en mitad de la batalla le pase la caña a mi padre, para dejarle certificar que aquello tenia malas pulgas, así que tubo su ración de lucha brutal, pero al de poco me paso denuevo la caña. La primera vez que la vi, solamente intuimos su color cobrizo pero con eso nos basto para saber lo que era, así que ese fue el primer momento en que los nervios hicieron acto de presencia en mi, no de esos que no te dejan disfrutar de la captura sino de los que te hacen estar muy alerta y concentrado en lo que tienes entre manos.
 El animal fue muy noble y la corriente actuaba a nuestro favor, alejando al pez cansado de los bajos de la embarcación, pero al de 20 min. la pobre dijo basta y apareció panzarriba a unos treinta metros del barco sin prácticamente moverse.
 Ante la imposibilidad de meterla en la sacadera por su tamaño, se opto por el gancho, con el que mi padre acertó a la primera, así que ya solo nos quedaba celebrar una hermosísima captura que quedara grabada en nuestra memoria, pero no nos dio tiempo a saborear el triunfo ya que otra caña se puso en escuadra escupiendo hilo, no llego a ser tan salvaje como la primera picada pero también parecía ser algo bueno, mi padre agarro la caña y aguanto mientras pudo, porque este pez partió el bajo con los dientes.

Su librea preciosa y sus 11.8 kilos la convierten en la captura mas espectacular del pasado año, pero lo que mas me gusto es que es una pieza que nos podemos apuntar los tres pescadores de esa noche ya que todos intervenimos por igual en su captura, como dice el refrán lo bien repartido bien sabe.

miércoles, 25 de abril de 2012

Con vinilos en 2011 parte 2


Pues este año pasado, podría haber sido mi consagración como pescador con señuelos, pero nada mas lejos de la realidad, he pescado pocos días y pocos peces, tengo bolos en mi haber pero también algunos días que he disfrutado de lo lindo, lo peor la poca paciencia de mi padre el capitán, ya que la mayor parte de los días, me picaba algo cuando el hombre ya no podía mas y después de 3, 4 , o incluso 5 horas dándole que te pego a los señuelos, el se ponía ha pescar cabras o calamares y justo en ese momento me picaba una lubina...... también he de decir en su favor, que ha tenido tres buenos peces enganchados, pero la mala suerte se ha cebado con el, puesto que no ha embarcado ninguno.

En este día, justo antes del verano, salieron estas dos preciosas lubinas, una la saco Pete y otra Rober, pero el modelo para la foto soy yo, el día antes pescaron algún dentón, e incluso esa misma mañana Pete y yo tuvimos una picada simultanea que sospechamos fueron ellos, pero como en otras tantas ocasiones los peces se nos soltaron en apenas 20 segundos, igual fue la precipitación en la clavada o simplemente la mala suerte.
Después de esto, un par de jornadas sin tocar escama y mas tarde por problemillas de salud ya solventados, no volví a pescar hasta finales de septiembre, que aproveche mi cumpleaños para pedirle permiso a mi mujer para ir un fin de semana a Galicia, concretamente a la zona de Cariño, donde pude disfrutar de un par de días de pesca en compañía de mis amigos Ubaldo y Santi "Piper", la mañana del sábado la dedicamos por entero a la pesca de jigging y vinilos, en un principio a mucha profundidad, en busca de abadejos y san pedros, pero el resultado fue desalentador, ni picada.......

Así que al de dos horas decidimos intentarlo en profundidades menores, y al de poco de llegar, el patrón tubo una buena picada, a lo que como en ese momento me encontraba con la caña fuera del agua, opte por lanzar hacia donde tenia el su señuelo, lamentablemente a él se le desanzuelo la captura, pero a mi al de poco de empezar a darle vida al vinilo note un buen agarrón y clave, disfrutando de lo lindo de la pelea de una lubina de tres kilos pasaditos, algo que nos puso como locos a todos.

 Justo en la segunda pasada de la marca en cuestión y debido a una terrible corriente, opte por lanzar lo mas en largo posible, para que cuando mi vinilo llegara al fondo, tenerlo en vertical con la embarcación, según noto que toca fondo, empiezo a trabajarlo despacio, con tirones continuados y cortos, hasta que de repente noto nuevamente un agarrón pero mucho mas fuerte que el anterior, seguido de una buena carretada, después de esto el pez poco a poco se fue dando por vencido y finalmente vimos surgir del fondo una preciosa lubina por encima de los 6 kilos......

 Mi grado de excitación iba en aumento, hasta que en la tercera pasada por la zona nuevamente la caña se escuadro, pero a diferencia de las otras clavadas este pez no peleo prácticamente nada, resultando ser un pez de san pedro de dos kilos.

La tarde de ese día resulto ser decepcionante, ya que por problemas mecánicos no pudimos salir a pescar hasta casi las 19:00, por lo que optamos por la pesca con cebo, divertida ya que los aligotes nos lo hicieron pasar muy bien, pero ellos no eran el verdadero motivo de nuestro viaje.
Al día siguiente, ya con las energías renovadas nuevamente nos dirigimos a la marca del día anterior, ya bien temprano Santi clavo la primera de la mañana, de alrededor de los dos kilos, pero se desanzuelo ya pegando al casco del barco, pero no paso demasiado tiempo antes de que a mi se me pegara otra lubina al vinilo, la picada fue tímida y la pelea muy pausada, incluso pensé en una lubina menor que la que se le había soltado a Santi, pero finalmente salió a flote una loba que no llego a 4 kilos por poco.

La corriente empezaba a ser prácticamente insoportable, pero justo antes de que la pesca se pusiera francamente complicada Santi nuevamente clavo un pescado y este tiraba de forma espectacular, todos pensábamos en un autentico monstruo de lubina, pero finalmente resulto que pesaba 4,2 kilos, seguramente de puro musculo.

Cuando la corriente y la brisa prácticamente no nos dejaba pescar, optamos por fondearnos, y ahí Ubaldo demostró su buen hacer clavando un montón de buenos sargos, que pusieron punto y final a un viaje, en el que disfrute de la pesca, el lugar y la gente de Cariño, en especial el patrón Gregorio, al que ya le considero como a un amigo.

La única nota negativa del viaje fue que se me rompió en el coche una caña y de las caras, la tenryu redvolution súper shoot, así que encargué otra, que pude estrenar en su primera salida de pesca, justo el siguiente fin de semana que regrese de Galicia, con una bonita lubina de 2 kilos.

Después de esto únicamente he salido en tres ocasiones antes de que expire el 2011, una con el discreto resultado de un san pedrito y una lubinilla de 600 y 800 gramos respectivamente y el ultimo día que salí con Pete para cerrar el año con un bolo.

Pero entre estas dos jornadas de pesca hay una salida a la que llamo el día de la paciencia, ya que desde las 08:30 hasta las 13:30, me tire lanzando y recogiendo con el vinilo todo el rato sin una miserable picada, y con mi padre pescando cabras aburrido de las gomitas por fin la caña se me puso en escuadra con una bonita lubina de unos 4 kilos. Ante lo cual mi padre se puso de inmediato nuevamente con el vinilo para tener ambos una picada simultanea, pero desgraciadamente a él se le soltó y la mía dio un peso de 2,2 kilos.

Ya a punto de dejar la pesca por la hora, mi padre clavo un cabracho de entorno al kilo y acto seguido y para rematar una gran jornada de pesca nuevamente clave otra lubina que me dio una pelea increíble y me hizo disfrutar mas que ninguna.

 Aun pesando solamente 2,7 kilos me dio casi mas guerra que la de cuatro y así con tres lubinas a cuestas y cinco horas haciendo el tonto me fui para casa feliz y cansado.

Llega un momento que piensas en lo que realmente puede hacerte mejorar en esta técnica de pesca, pero cada día me convenzo mas de que el encontrar el pescado con la embarcación es lo único realmente importante, vale mas la pericia del patrón y el conocimiento de la zona, que toda la técnica del mundo aplicada a tu forma de pesca y tu equipo.