domingo, 31 de octubre de 2010

El pinto del capitan


Una vez mas y debido al mono que teníamos de pescar con los vinilos, hemos salido a intentarlo. Nada mas llegar a la marca elegida temprano y coincidiendo con el repunte de la bajamar, las picadas se producían regularmente, sobre todo en la caña de José Antonio que al de poco de llegar ya tenia enganchado un pescado, resultando ser un pinto curioso.

 Ciertamente esa mañana estaba trabajando el señuelo muy lento y por el fondo siendo aparentemente esa táctica la mas adecuada ya que al de poco nuevamente le picaron pero esta vez la picada fue mucho mas espectacular, aunque desgraciadamente el pescado se soltó al de poco y la sensación que nos quedo a todos fue de que se había ido una gran pieza.

Con el vinilo destrozado en la mano, me imagine un dentón masticando la cola del mismo como si fuera un chicle, así que seguimos probando durante esa mañana con ilusión, pero a medida que avanzaba el día la actividad del pescado disminuía .Por ello finalmente desistimos y pescamos un rato con cebo sacando unos cuantos pescados aunque ninguno de talla. Ya cansados pusimos rumbo a puerto ya que el viento se puso desagradable y también hay que cumplir con la familia.

jueves, 28 de octubre de 2010

Recordando buenos tiempos

Esa tarde se me metió entre ceja y ceja el ir a pescar, me apetecía ir aunque fuese solo y ciertamente no se porque. El sitio en cuestión me trae muy buenos recuerdos, no solo de capturas, sino del ambiente que allí se respiraba entre pescadores con un objetivo en común, la dorada. Pero desgraciadamente la falta de capturas hace que de todo esto únicamente queden bonitos recuerdos.
Llegue allí después de comer, con la única compañía de los cangrejos verdes que tenia como cebo, así que monte el equipo, lance y me puse a charlar con un pescador de sepias que ya tenia dos ejemplares, mientras hablábamos, con el rabillo del ojo note un movimiento en la puntera de la caña, pero dudaba de que pudieran ser algas. Me plante delante de la caña cual perro de muestra, con la mirada clavada en el puntero y sin mover un músculo, note como se destensaba y al de un rato que se me hizo eterno, un buen tirón, tras lo cual cogí la caña. Nada mas clavar empece a notar cabezadas, el final feliz de la historia se ve perfectamente en la foto.

Un poco después, llegaron al pesquero un par de amigos, Jokin y Jon Ander y aparte de la dorada que ya tenia en el zurrón salieron un par de sargos y un buen arringorri o perlón.
Finalmente disfrute mucho pero no solo de las capturas, sino también de los recuerdos y la compañía.

miércoles, 20 de octubre de 2010

El mar de los pargazos


Hace unas tres semanas, cuando llegué al puerto en Santander, Pete ya me esperaba con todo preparado para salir. El día estaba precioso, sin viento, únicamente la mar de fondo en torno a los dos metros me imponía,  ya que salíamos en una embarcación de pequeña eslora, pero enseguida me acostumbré debido al carácter marinero del barco.
Con el equipo ya preparado y un montón de vinilos colgados por todas partes, comenzamos a lanzar las gomas al agua; las zonas elegidas eran bien conocidas por Pete por lo que en todo momento me orientaba para realizar los lances en la dirección adecuada, así que con un patrón como éste no tardó en producirse la primera picada, que aunque muy potente acabó en forma de una buena dentellada en el vinilo.

 Ciertamente la sonda no marcaba pez pasto en exceso, y pasamos la mañana sin apenas picadas, así que sobre el mediodía paramos para comernos un bocata y recuperar las energías, tras lo cual, Pete decidió probar en otra marca que le daba buena espina.
En esta ocasión, estaba trabajando con el vinilo muy despacio, pero con los tirones muy largos ya que la poca experiencia que tengo me dice que durante la caída el vinilo resulta muy atractivo, hasta que Pete me mira y ve la caña totalmente doblada. Me preguntó que si había enrocado pero no tenia porque contestarle, lo vio en el gesto de mi cara, aun así le dije "esto es un troncho muy serio". No se quién de los dos se puso mas nervioso, pero la primera carretada me pareció interminable mientras que sentía una potencia increíble al otro lado de la caña; me imaginaba un gran dentón, como me paso en julio y Pete me pidió que lo sacara enseguida por favor. Que mas quería yo, pero este jodío no dejó de sacarme hilo a medio camino, como aquel dentón. De repente apareció una mancha rosácea justo debajo del barco, el pez venía muy entero, aún me sacaba línea del carrete y eso que suelo regularlo de tal forma que me cuesta bastante sacarle hilo tirando con la mano. Finalmente lo acerque a la superficie y Pete le metió la sacadera; cuando vi ese pargo tan bonito pegué un grito para liberar toda la adrenalina que me corría por las venas y después nos abrazamos para celebrarlo.

 Necesité un buen rato para recuperarme, ya que todavía no tenía el corazón preparado para emociones tan fuertes, lo seguimos intentando por la zona, pero nada de nada, así que optamos por probar en más calado,  pero finalmente no se produjo ninguna captura más.
Ya de regreso, cuando entrábamos en la bahía de Santander, le saludaron a Pete desde un pesquero, por lo que nos acercamos para hablar con un conocido suyo que estaba embarcado, y nos dijo que tenían alrededor de 600 Kg. de congrios y 4 pargos, el mayor de apenas la mitad del tamaño que el nuestro, y todo esto después de lanzar al agua miles de anzuelos. La semana siguiente Pete me comentó que ese mismo barco con el palangre capturó otro pargo por encima de los nueve kilos; un autentico monstruo con el que soñamos pelear algún día en aguas del Cantábrico.

domingo, 17 de octubre de 2010

De playa en playa


Este mes, mi amigo Juan Urrutia ha publicado en la revista Pescamar un reportaje de la pesca de la lubina por el que no puedo menos que felicitarle, siempre le he tenido por un gran articulista pero mientras lo escribía a modo de una pequeña ayuda, le mande un pequeño escrito que me comento que le gusto y que lo publicaría en su reportaje.

Cuando tuve la revista el reportaje me dio unas ganas terribles de intentarlo así que llame a Manu para tentar las lubinas.
Mas que una jornada de pesca pareció una peregrinación, ya que nos costo ver unas cinco playas el elegir una que nos gustara a los dos, pero finalmente bajamos a la playa muy motivados ya que la rompiente nos parecía perfecta.
En un principio las algas nos empezaron a quitar las ganas, e incluso hicieron que recogieran los bártulos un par de pescadores que tenia Manu a su derecha, pero el repunte de la pleamar le dio una tregua con las algas a Manu y saco un sargo majo, tras lo cual y en vista de que donde estaba yo las algas no me abandonaban le plante una caña a la derecha y otra a su izquierda con unos suculentos filetes de jibia.
Un ratillo mas tarde cuando recogía la primera caña, pensé otra vez en un buen puñado de algas pero ya cerca note una cabezada y casi en la orilla empezó a tirar lateralmente una buena lubina que nos hizo mucha ilusión.
 Después de esto que nos puso las pilas, sacamos Manu y yo un buen sargo cada uno, pero un fuerte aguacero nos hizo recoger, ya que a mi se me olvido la chaqueta de agua y a el le calo la suya, terminando la jornada mojados pero contentos.

jueves, 14 de octubre de 2010

Terminando la temporada


Dos meses mas tarde del estreno del barco de Miguel, tenia que comprobar si aun nos acordábamos de como se pescan las doradas en embarcación. Después de lo de mi corazón, que hizo que se pasara septiembre sin salir ni un día a ellas, convencí a Manu que tenia otros planes de pesca, para que lo intentaramos en el barco junta a mi padre "el capitán".
El problema fue el cebo, en el náutico sacábamos los reteles vacíos así que nos toco a Manu y a mi descalzarnos y bajar al playón para recogerlos con las manos, afortunadamente cogimos los suficientes para echar un ratillo las cañas.
Ya en el barco y tras fondearnos en el lugar elegido, Manu preparo la mitad de las cañas y yo la otra mitad, pero ese día las doradas estaban para el ya que mientras que a las mías picaron tres y saque una a las que preparo el picaron cinco sacando una el y dos el capitán.
Mientras que yo ponía los carramarros de dos en dos "me parecían pequeños" y un anzuelo del 2/0 Manu opto por poner solamente uno. en un anzuelo del 1 y claramente esa noche, fue una opción mejor que la mía.
Como siempre cenamos genial y lo pasamos de maravilla, risas y buenos peces es la combinaciòn perfecta para un día de pesca de los que cierran esta temporada de dorada que ya casi toca a su fin.
En el siguiente dia que lo hemos intentado, la temperatura del agua ha bajado de 19 a 16 grados y el resultado  ha sido el primer cero de este año.

martes, 12 de octubre de 2010

Un susto de infarto


El día 23 de agosto, cuando regresaba de mis vacaciones de Tenerife, no me encontraba bien, después de un par de días que estuve aguantando, la noche que llegué a Laredo a casa de mis padres para recoger al perrito, ya no soportaba la presión en el pecho, pero lo que me empezó a preocupar fue el dolor en el brazo izquierdo, así que como el hospital esta cerca de casa de mis padres, a eso de la una y media de la noche me presente allí y me hicieron unas pruebas, despues de las cuales, me dijeron que tenia un infarto, por lo que me trasladaron al hospital de Cruces en una ambulancia.
Al final y después de un monton de pruebas, felizmente descartaron lo del infarto y me diagnosticaron una miopericarditis aguda, que es un virus que te afecta a la membrana que envuelve el corazón inflamandola y en mi caso también me inflamo el propio corazón.
Después de ocho días ingresado en el hospital, me dijeron que con el tiempo me iba a recuperar totalmente, sin ninguna secuela y me mandaron para casa, prohibiendome todo ejercicio fisico.
Lo primero que note al estar en casa es que me cansaba haciendo casi cualquier cosa, pero poco a poco me iba encontrando mejor  así que cuatro semanas mas tarde ya no aguante mas y Manu me llevo de pesca antes de que me diera algo.
El mismo trayecto del coche a la puesta en la playa con la caja y las cañas me dejo cansado, por lo que me senté y estuve un ratito para recuperarme, en vista de eso opte por un cebo muy duro para trabajar poco, la jibia, que lance y deje una hora mientras hablaba con varios pescadores conocidos, que había al lado nuestro, la sorpresa fue que una caña se destenso, al recogerla note unas buenas cabezadas y después de una bonita pelea saque una dorada que me supo a gloria.
Tras esto cambie a la navaja con cascara y con el repunte de bajamar empezó a entrarnos bien el  pescado, sacando sargos y herreras, pero enseguida me note agotado, así que dimos por terminada esta toma de contacto muy contentos, ya que el resto de pescadores no tocaron escama, seguramente por que no les dio por poner cebos duros y eso puede marcar la diferencia.

Es muy curioso como a veces una pesca muy pausada con un cebo que aguanta en el agua, puede ser una táctica con la que consigues pescar mas que los demás.
Actualmente ya estoy totalmente recuperado y todo esto ha quedado como un susto de infarto, nunca mejor dicho.

domingo, 10 de octubre de 2010

En Tenerife con Sailfisher


Llego el momento y junto a Manu y nuestras respectivas familias, tocaba un merecido descanso y como en otros años el lugar elegido ha sido Tenerife, mas en concreto la zona sur de la isla.
Así que no hemos podido menos que visitar a nuestros amigos de Sailfisher Leo y Carlos, Leo con una larga experiencia como capitán en charters de pesca en Canarias y al otro lado del charco, es un verdadero artista del Big game, pero también tiene sobrado conocimiento de otras modalidades como la pesca en gran fondo y el jigging, y si a esto le añadimos un marinero como Carlos, junto con el que tienen a sus espaldas capturas de marlines de ensueño, grandes atunes, tremendas chernas, medregales y preciosas samas canarias, tenemos un tándem de pescadores con una profesionalidad a prueba de toda duda y lo mas importante personas con las que da gusto pescar por su sencillez, educación y simpatía.
Al llegar a puerto Colon, mientras Manu y yo tomábamos algo con ellos y hablamos de pesca, nos comentaron que estaban saliendo bonitos listados, y aun teniendo la agenda muy apretada "agosto es temporada alta", nos hicieron un hueco para salir a pescar.
Por la mañana temprano, quedamos en el puerto y zarpamos, Carlos preparo el equipo a una velocidad increíble y Leo con la mirada clavada en el horizonte buscaba la señal mas clara de la actividad de los listados, las pajareras.

No tardamos mucho en conseguir la primera picada, de la que fui yo el encargado de sacar el pescado,
el listado pese a ser un tunido menor, compensa su falta de tamaño con una combatividad extraordinaria.
La pesca se nos complico un poco, ya que por la zona empezaron a trabajar varias embarcaciones de profesionales con "bamba" esta modalidad se realiza con peces vivos, una cortina de agua que lanza el propio barco y unas varas muy largas con el aparejo en la punta, el barco comienza a soltar peces de los viveros y cuando consiguen acercar los bonitos, empiezan a lanzar el agua que excita al pescado y disimula el barco para propiciar el engaño y con las varas largas comienzan a pescarlos uno a uno.
El problema es que mientras los profesionales van lanzando al agua carnada viva, por la zona donde teníamos localizados los bancos de listado, el pescado lo acaparan ellos.
Finalmente y gracias a la pericia de Leo, conseguimos una picada multiple con la que todos los embarcados nos divertimos y un poco mas adelante dimos por terminada una salida en la que Manu y yo no solo disfrutamos de la pesca, sino también de la compañía.

Una vez que desembarcamos, nos sorprendió mucho la vida que hay dentro del puerto, doradas, lubinas, viejas y alguna que otra barracuda nos hicieron ir otro día temprano para tentar a estas ultimas con los vinilos, pero únicamente acabamos con un montón de vinilos destrozados por los mordiscos de las barracudas y un feisimo pez lagarto, hasta que el guarda del puerto nos recordó que la pesca estaba prohibida y dimos por terminado el intento.

Los últimos días de las vacaciones no me encontraba demasiado bien, así que dejamos de lado pesca y únicamente nos dedicamos al relax y la familia.

miércoles, 6 de octubre de 2010

Retomando el surfcasting


Hacia mucho tiempo que no pescaba en la playa, la falta de tiempo unida a las pescas desde embarcación me tenían apartado de la arena y las olas, pero como se suele decir la cabra tira al monte y por casualidad, según me acerque a la playa para regalarle unas brecas del campeonato de bahía a Jon "jonpesca.blogspot.com" me encontré con un viejo amigo de la época en la que competía en la playa, Roberto con el que no pude menos que quedar otro día para echar las cañas.
La noche en cuestión se unió al equipo Borjita "piraña", ya que esa misma mañana mientras cogíamos muergo le conté el plan y se apunto, así que nos juntamos tres amiguetes dispuestos a pasar un rato divertido a la orilla del mar.
Rober comenzo la noche sacando una dorada, y así se fueron sucediendo las capturas, Borjita saco un par de sargos muy chulos y una herrera, pero con mis cañas ya que según el, con la suya no llegaba al pescado, Un poco después Rober repitió sacando otra doradita y finalmente yo también moje sacando otra dorada un poco mayor que las anteriores.

 La anécdota curiosa de la jornada fue un picadon en una de mis cañas, que al sacarla vimos que se trataba de una águila marina de buen tamaño que tenia el hilo del carrete enganchado en los dientes y soltamos inmediatamente, lo cierto es que al principio pensaba en una dorada muy gorda por lo que finalmente resulto muy decepcionante, otra vez sera.....

lunes, 4 de octubre de 2010

Miguel se engancha al "viniling"


Al día siguiente del campeonato de bahía, Miguel y yo quedamos para echar un rato los vinilos y probar unas zonas que todavía no había tocado con las gomitas, no teníamos mucho tiempo, porque a las 11 de la mañana Miguel tenia que marchar a Logroño, así que madrugamos y a las siete de la mañana ya estábamos lanzando los vinilos al agua. En un principio Miguel tuvo algún lió con el trenzado ya que no paraba la caña en el lance y la forma en que trabajaba con el vinilo no le dejaba ir rascando fondo, pero enseguida le cogió el tranquillo, tanto fue así que mientras me encontraba arreglando uno de los odiosos líos en el trenzado, Miguel me grito que tenia pescado, ciertamente no presento una dura batalla, pero la lubina era de porte y con una librea preciosa.

El vinilo en cuestión fue un shaker de 4,5 pulgadas de lunker city color Arkansas shiner montado en una cabeza xpro winner de 40 gr. de delalande, un señuelo que me habían recomendado encarecidamente en Piper y que todavía no me había dado ningún fruto.
Lo seguimos intentando un ratillo mas pero el tiempo se nos echo encima y tuvimos que marchar, pero la mañana fue mas que suficiente para enganchar a Miguel, que ya se ha comprado el equipo completo y con el que estoy seguro haremos alguna pesca curiosa.

Un pique sano


Hacia tiempo que Miguel me calentaba los cascos con el tema del campeonato de bahía, siempre que salíamos a doradas, me decía lo mismo: "como en otros años, en los que te he ganado este te voy a machacar, te voy a doblar en peso.........."
y así fue pasando el año hasta que a mediados de agosto llego la fecha señalada, y a las seis de la mañana estabamos desayunando todos los participantes en el club, aunque realmente para Miguel y para mi esto se trataba de un reto entre ambos, en mi barco el equipo que me acompañaba era mi padre "el capitán" y mi arma secreta Pete y en el Marin "el barco de Miguel" un amíguete que tenemos en común Nacho Solis y el terror de los peces Borjita el Piraña.
He de reconocer que me sorprendió el fairplay de Miguel, ya que me espero en la bocana del puerto y me acompaño dúrate el viaje al pesquero, siendo su barco mucho mas rápido que el mío.
A primera hora las picadas eran muy esporádicas, así que la táctica que decidimos usar fue la de buscar el pescado con la sonda, y si en 10 min. no teníamos picadas cambiar de lugar, en cambio Miguel se dedico ha realizar esperas mucho mas largas en los sitios en los que fondeo, por lo que casi tengo la absoluta seguridad de que a medio campeonato Miguel nos sacaba unos cuantos kilos de ventaja, hasta que por fin el capitán a falta de dos horas para el fin del campeonato encontró el pescado, y Pete y yo nos pusimos a sacar brecas como locos, fue una hora y media de verdadera locura, hubo rachas en las que no entraban francas al cebo, pero la pericia de Pete, que con mucha suavidad les movía el cebo hizo que consiguiéramos seguir metiendo pescado sin parar. Finalmente y a falta de media hora pararon en seco las picadas así que con casi la absoluta seguridad de que teníamos el campeonato en la mano, nos fondeamos pegados a Miguel para avivar el pique entre ambos y así entre gritos, risas y alguna que otra breca que íbamos sacando los dos barcos se acabo un campeonato en el que independientemente del resultado lo pasamos muy bien todos los participantes.
Una vez el puerto, en cuanto pude fui a ver la pesca de Miguel y tengo que reconocer que me quede alucinado de la cantidad de pescado que tenia, por lo que pasara lo que pasara el resultado entre ambos iba a ser muy reñido, la gente que miraba las dos cestas aseguraba que Miguel tenia un poco mas de pescado que nosotros pero lo que quedaba claro es que el vencedor solo podía ser uno de nosotros dos, ya que el resto de participantes apenas tenia la mitad de pescado que nosotros.
Finalmente la bascula nos despejo las dudas, Miguel y su equipo metió al rededor de 50 piezas y un peso de 19.3 kilogramos y nosotros unas 60 piezas y 22.3 kilogramos.
La tripulación del Marin y sobre todo Miguel se quedo muy sorprendida de que les hubiéramos ganado ya que nos vieron levantar el arpeo en tantas ocasiones que pensaron que se nos estaba dando muy mal, pero enseguida nos felicitaron muy deportivamente y nos advirtieron de que el año que viene nos preparemos porque lo iban a dar todo en el campeonato, no me cabe la menor duda de que como en este año necesitaremos un poquito de suerte si les queremos ganar de nuevo.
Aprovecho también la ocasión para felicitar a Carlos Roig, delegado de pesca del R.C.N.Laredo por la organización del evento y haber conseguido la pieza mayor en el mismo, una raya de 1.5 Kg.